Día del Seminario
El Obispo de León
“SEÑOR, ¿QUÉ MANDÁIS HACER DE MÍ?”
Carta pastoral con motivo del Día del Seminario
Queridos diocesanos:
En este año jubilar conmemorativo del V Centenario del Nacimiento de Santa Teresa de Jesús, dedicado también a la Vida consagrada y de cara al DÍA DEL SEMINARIO, parece una excelente idea recurrir al testimonio de nuestra Doctora de la Iglesia, que trató a muchos sacerdotes, tanto seculares como religiosos, y que ayudó a algunos a convertirse y enderezar su vida. Entre los que ella conoció y de los que más la ayudaron. Sobresale el Maestro san Juan de Ávila, de quien recabó expresamente un dictamen sobre el libro de la Vida, del que recibió algunas cartas y a quien todavía recordaba con gratitud y veneración en 1576. De otro sacerdote, Julián de Ávila, que la acompañó como capellán en sus viajes y fundaciones escribe: “muy siervo de Dios y desasido de todas las cosas del mundo y de mucha oración” (Fundaciones, 3,2). Esta sencilla frase pone sobre la pista de la idea que nuestra Santa tenía del ideal sacerdotal.
Santa Teresa, sin conocer probablemente las orientaciones de su tiempo sobre la formación de los sacerdotes, tenía muy claras algunas ideas al respecto. Para ella el sacerdote debía ser competente en la Sagrada Escritura, sentirse urgido a la santidad y responsable no solo de las almas confiadas a su cuidado sino también, significativamente, de la Eucaristía, como se puede apreciar en esta cita: “Entendía bien cuán más obligados están los sacerdotes a ser buenos que otros, y cuán recia cosa es tomar este Santísimo Sacramento indignamente” (Vida, 38,23).
Tampoco se quedaba corta al referirse a la ejemplaridad y liderazgo del sacerdote en la comunidad de los fieles. Veía la Iglesia como una militancia con vistas al Reino de Dios, y no dudaba en llamar a los sacerdotes “los capitanes” al servicio de Cristo. Por este motivo consideraba que han procurar la perfección cristiana, de manera que: “más hará uno perfecto que muchos que no lo sean” (Camino, 3,5). Estaba muy claro para nuestra Santa que sin vida interior, sin colaboración con la acción de la gracia de Cristo, cualquier acción pastoral estará limitada en su eficacia.
¿Qué nos dice todo esto de cara al DÍA DEL SEMINARIO como jornada eclesial de oración y de colaboración? Según el lema escogido: “Señor, ¿qué mandáis hacer de mí?”, frase tomada de una de las poesías teresianas: “Vuestra soy, para vos nací”, la necesidad de cumplir la voluntad de Dios en nuestra vida a imitación de nuestro Salvador (cf. Jn 4,34). Santa Teresa de Jesús decía: “Lo que da valor a nuestra voluntad es juntarla con la de Dios” (Cartas). En este sentido la Santa nos invita a esforzarnos en descubrir esa voluntad y en tratar de adaptarnos a ella poniendo en práctica no lo que nosotros queremos sino lo que quiere Él. En el campo de una vocación específica como es la del sacerdocio, el poner todos los medios a nuestro alcance para secundarla invitando también a los demás a hacer lo mismo. Aquí entraría también la necesidad de colaborar con la promoción de las vocaciones al ministerio sacerdotal y de apoyar activa y efectivamente a nuestros Seminarios, ayudando por todos los medios a formadores y alumnos a “juntar su voluntad con la de Dios”, a ejemplo de Santa Teresa.
Con mi cordial saludo y bendición:
+ Julián, Obispo de León
Miércoles de Ceniza
EVANGELIO SEGÚN SAN MATEO 6, 1-6.16- 18
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
— Cuidad de no practicar vuestra justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos; de lo contrario, no tendréis recompensa de vuestro Padre celestial. Por tanto, cuando hagas limosna, no vayas tocando la trompeta delante como hacen los hipócritas en las sinagogas y por las calles con el fin de ser honrados por los hombres; os aseguro que ya han recibido su paga.
Tú, en cambio, cuando hagas limosna, que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha; así tu limosna quedará en secreto, y tu Padre, que ve en lo secreto, te lo pagará. Cuando recéis no seáis como los hipócritas, a quienes les gusta rezar de pie en las sinagogas y en las esquinas para que los vea la gente. Os aseguro que ya han recibido su paga.
Cuando tú vayas a rezar entra en tu cuarto, cierra la puerta y reza a tu Padre, que está en lo escondido, y tu padre, que ven en lo escondido, te lo pagará. Cuando ayunéis no andéis cabizbajos, como los farsantes que desfiguran su cara para hacer ver a la gente que ayunan. Os aseguro que ya han recibido su paga, Tú, en cambio, cuando ayunes, perfúmate la cabeza y lávate la cara, para que ayuno lo note, no la gente, sino tu Padre que está en lo escondido; y tu Padre, que ve en lo escondido, te recompensará.
Octavario de oración
SEMANA DE ORACIÓN POR LA UNIDAD DE LOS CRISTIANOS
Del 18 al 25 de enero de 2015
Bautismo del Señor
EVANGELIO DE SAN MARCOS 1, 7-11
En aquel tiempo proclamaba Juan:
Detrás de mí viene el que puede más que yo, y yo no merezco ni agacharme para desatarle las sandalias. Yo os he bautizado con agua, pero el os bautiza con Espíritu Santo.
Por entonces llegó Jesús desde Nazaret de Galilea a que Juan lo bautizara en el Jordán. Apenas salió del agua, vio rasgarse el cielo y al Espíritu bajar hacia él como una paloma. Se oyó una voz del cielo:
Tú eres mi hijo amado, mi predilecto.
Este domingo del Bautismo del Señor es frontera entre el Tiempo de Navidad y el Tiempo Ordinario. Es el final de celebraciones navideñas.
En el Bautismo se centra el misterio de nuestra vida: el pasado del pecado, el presente de hombres y mujeres nuevos con toda la esperanza ante la salvación. Hoy podíamos aprovechar para pedir al Señor que la gracia de que nuestro bautismo cale en nuestra vida, y seamos luz para los que nos rodean.
Todos estamos llamados a insertarnos y dar fruto en la Iglesia por medio del bautismo. Y tomar conciencia de que la tarea de todo bautizado es: vivir siendo signo, siendo luz; desterrar toda injusticia, buscar la hermandad entre los hermanos y ayudar a construir un mundo nuevo donde reine la paz y el amor. Es una bella tarea para meditar a lo largo del día hoy… y para todos los días.